MI EXPERIENCIA PROFESIONAL

Mi primer contacto con el mundo laboral fue durante un verano en el que trabajé en una cafetería. Aunque no fue un puesto de larga duración, esos meses fueron cruciales para entender mejor cómo es la dinámica de trabajar de cara al público y las exigencias que conlleva gestionar diferentes tareas en un entorno rápido y a veces estresante.

Cada tarea me ayudó a mejorar mi capacidad para trabajar bajo presión, gestionar mi tiempo y, sobre todo, mejorar mi habilidad para comunicarme con los clientes. Aprendí que un pequeño gesto de amabilidad o una sonrisa puede marcar la diferencia en la experiencia de un cliente.

Así y en mi opinión, una primera experiencia profesional, por más breve que sea, puede ofrecerte habilidades y enseñanzas que se aplican a lo largo de toda la vida.



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